Es común la expresión “Cuando me siento ansioso o ansiosa me da por comer“. A muchas personas les preocupa la ansiedad por comer y resulta bastante agobiante para quien le ocurre dada las consecuencias que puede tener para su salud y el exceso de peso que supone, generando más angustia aún, la falta de control sobre la ansiedad por comer.
Compartimos con ustedes el articulo relacionado a como vivir con la ansiedad que representa el comer, el link original puedes verlo pinchando aquí –> ARTICULO ORIGINAL
El origen de la ansiedad por comer.
El problema reside cuando comemos porque estoy angustiado/a, deprimido/a, aburrido/a, etc. buscando en la comida una satisfacción o un alivio momentáneo a las emociones negativas o preocupaciones, resultando una estrategia totalmente pasiva que nos aliviará instantáneamente pero no solucionará ni eliminará las emociones negativas que la originaron además de terminar sumando otro problema al comer de forma compulsiva y desmesurada.
En estas circunstancias, diríamos que no como por ansiedad sino que la ansiedad me da por comer, es decir, comer compulsivamente es un síntoma de tener ansiedad. Por tanto, es muy importante comprender que el problema no es la comida sino la ansiedad, de manera que si soy capaz de controlar la ansiedad no sentiré ansiedad por comer.
Un ejemplo de lo que estamos explicando podría ser “tengo un mal día de trabajo, he tenido mucho estrés, llego a casa totalmente angustiado/a y agobiado/a, necesitas relajarte y sentirte mejor… Abres la nevera y comienzas a comer con ansiedad todo aquello que pillas a tu paso comiendo de forma compulsiva sin prestar atención a lo que comes…” En este caso, lo ideal sería ir al origen del problema, a como gestionamos y planteamos nuestro trabajo; pero si las emociones se han desencadenado y ya no podemos hacer nada para no sentirlas, debemos buscar otras alternativas más eficaces para disminuir y aliviar nuestro malestar; por ejemplo: un baño relajante, poner una música que nos guste, crear pensamientos de calma y paz, tomarnos una infusión, etc.
Cómo controlar la ansiedad por comer
En primer lugar debemos eliminar el origen de nuestras tensiones y únicamente después conseguiremos controlar la ansiedad por comer. Lo más importante es buscar la causa del estrés, malestar o tensión. No se trata de encontrar algo que nos quite el hambre sino averiguar porqué como tanto. Como complemento a estos consejos también podéis leer este artículo con recomendaciones para combatir la ansiedad desde un punto de vista más general.
1.- Comida en horarios, para ello te sugerimos conversar con tu nutricionista y encontrar los alimentos y las horas que le acomoden.
2.- Terapia Floral. Hay esencias especificas que calman la angustia, la pena u otra emoción que finalmente desencadena la ansiedad por la comida.
Además otras recomendaciones de los expertos en nutrición:
- Reducir excitantes como el café, té, azúcar, chocolate, etc. que sólo agravarán el problema y nos hará sentir más ansiosos. En cambio, tomar más líquidos, zumos, infusiones, etc.
- Comer con más frecuencia pero en menos cantidad, para evitar sentir mucha hambre y desencadenar la ansiedad por la comida y comer compulsivamente.
- Comer despacio, ingerir los alimentos masticando lentamente.
- Servirse en el plato, nada de ir picando un poco de aquí un poco de allá.
- Tener en la nevera y en la despensa alimentos saludables.
- Evitar el descontrol al comer. No saltarse ninguna de las comidas importantes: desayuno, comida y cena. Añadir alimentos ligeros y saludables (una pieza de fruta, yogur, etc.) a media mañana y a media tarde.
- Planificar las comidas, no dejar lo que vamos a comer en manos de la improvisación, así es más fácil tener controlado lo que queremos comer.
No olvides que si consigues controlar tu ansiedad con estrategias positivas y saludables no necesitarás comer para tranquilizarte. Haz que la comida no sea tu vida sino que forme parte de ella
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La terapia con flores de Bach resulta muy beneficiosa para ayudar a adelgazar, ya sea para dar apoyo psicológico a las dietas, como para tratar las causas de los malos hábitos alimentarios.
¿Ayudan las flores de Bach para adelgazar? ¿Tienen algún efecto sobre nuestra alimentación? ¿Quita el apetito? ¿Ayudan a quemar grasa? Te aclaramos todas estas cuestiones.
El utilizar las flores de Bach para adelgazar puede ayudarnos a perder peso, principalmente porque este remedio nos ayuda a combatir eventuales problemas que hacen que nuestro cuerpo aumente de peso. Debemos conocer que este remedio natural nos ayuda a afrontar los desafíos emocionales y mentales de nuestra vida en general. Mientras que las flores de Bach suelen considerarse seguras cuando estas se toman según lo indicado por un profesional, es recomendado hablar con su médico y guiarse por una nutricionista antes de comenzar cualquier tipo de plan que busque perder peso o cuando se quiera tomar cualquier tipo de suplementos.
Cuando la obesidad se produce por la ansiedad de comer a todas horas, la flor que podría ayudar es la Agrimonia llamada también el suero de la verdad, que es ademas un ansiolítico. Ayuda a la personas obesas siempre y cuando esta se produzca por la ansiedad de comer a todas horas.
Es importante que sepas cual es el origen de tu obesidad o de esos kilos de más, si tu sobrepeso viene originado por tu metabolismo, constitución, una mala alimentación, falta de ejercicio o causas parecidas deberás buscar otros tratamientos adelgazantes.
La clave es conocer el origen del por qué de nuestros desajustes para poder tratarlo. Una de las claves del tratamiento de las flores de Bach es atacar el desajuste que provocó la enfermedad, no la enfermedad directamente. Si controlamos el origen la enfermedad se irá.
Si necesitas nutricionista te recomendamos leer aquí para más información.
Si necesitas orientación de terapia floral pincha aquí
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Compartimos un interesante artículo publicado en la pagina web de Radio Cooperativa. Puedes ver el link original aquí.
Si tienes alguno de estos 9 síntomas deberías ir al psicólogo
Aunque no existen reglas que nos digan cuándo acudir al psicólogo, hay etapas de la vida en que no sabemos cómo resolver ciertos problemas y las emociones están más allá de lo que podamos soportar. Sin embargo, la decisión de buscar ayuda profesional depende de cada uno.
Tomar la decisión de ir al psicólogo no resulta fácil por varios factores, muchas veces está la vergüenza o el temor a ser considerado “loco”, también está la incomodidad de contar cosas privadas a un desconocido, y lo más difícil es reconocer que se necesita ayuda profesional porque hay algo que está afectando nuestro funcionamiento general.
Los expertos indican los siguientes síntomas como alguno de los que alertan la necesidad de consultar a un especialista:
1. Dificultades importantes para conciliar el sueño y descansar.
2. Somatiza sintiendo diversos dolores físicos ante determinadas situaciones o ataques de ansiedad (presión en el pecho, aceleración del ritmo cardiaco, hiperventilación, sudoración).
3. Sus emociones negativas se desbordan (rabia, angustia, tristeza, impotencia…).
4. Se siente sobrepasado por las situaciones cotidianas.
5. No encuentra soluciones para una situación límite y su área emocional opera sobre la reflexiva.
6. Lo invaden pensamientos negativos o catastrofistas, que le provocan temor y no lo dejan vivir normalmente.
7. Siente hastío y no encuentra sentido a su vida.
8. Siente una agresividad que no puede controlar, aunque sabe que puede situaciones difíciles.
9. Cree que el mundo está en su contra.
El/la psicólogo/a es un profesional del área de la salud que ayudará y complementará la terapia y tratamiento que te de el médico. Idealmente debes verlo una vez por semana.
Consultas y tomas de hora al teléfono 226416833.
Centro Médico Mueve Salud.
Av. Apóstol Santiago 1244. Renca.
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Compartimos un artículo de la Organización Mundial de la Salud que informa sobre la depresión –》http://www.who.int/campaigns/world-health-day/2017/handouts-depression/what-you-should-know/es/
Depresión: qué debe saber
Si cree que usted mismo o algún conocido padece depresión, siga leyendo.
Qué es la depresión
- Es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.
- Además, las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas: pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio.
- La puede padecer cualquier persona.
- No es un signo de debilidad.
- Se puede tratar con terapia de conversación, con medicación antidepresiva o con una combinación de ambos métodos.
Qué puede hacer si cree que está deprimido
- Hable de sus sentimientos con alguien de su confianza. La mayoría de las personas se sienten mejor tras hablar con alguien que se preocupa por ellas.
- Solicite ayuda profesional. Hablar con un profesional sanitario local o con su médico de cabecera es un buen punto de partida.
- Recuerde que puede sentirse mejor si recibe la ayuda adecuada.
- Siga realizando las actividades que le gustaban cuando se encontraba bien.
- No se aísle. Mantenga el contacto con familiares y amigos.
- Haga ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.
- Mantenga hábitos regulares de alimentación y sueño.
- Acepte que puede tener depresión y ajuste sus expectativas. Tal vez no pueda llevar a cabo todo lo que solía hacer.
- Evite o limite la ingesta de alcohol y absténgase de consumir drogas ilícitas, ya que estos productos pueden empeorar la depresión.
- Si tiene pensamientos suicidas, pida ayuda a alguien inmediatamente.
Recuerde: la depresión se puede tratar. Si cree que tiene depresión, pida ayuda.
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Compartimos con ustedes, un excelente articulo publicado por psicologos infantiles del programa Chile Crece Contigo — > pinche aquí para ver el link original
¿Ha pensado que su hijo/a no le hace caso en nada?
¿Ha sentido que le debe hacer caso sólo por el hecho de que usted es la persona adulta?
¿Ha llegado a pensar que la mejor forma de que le haga caso es dejarlo/a hacer lo que quiera o no dejarlo/a hacer nada?
¿Le ha dicho a su hijo/a que tiene que “portarse bien” sin que usted sepa qué significa “portarse bien”?
¿Le ha dicho que deje de pelear, casi gritándole?
Si estas preguntas le parecen cercanas, es muy probable que esté teniendo dificultades para establecer normas y límites con su hijo/a, un tema que sin duda es bastante común, pero que puede traer a padres y madres más de un dolor de cabeza. Entonces, ¿cómo se puede abordar este tema?
Lo digo porque te quiero…
Es muy importante considerar que tanto las normas como los límites son una demostración de cariño hacia los niños/as, pues les hace sentir protegidos y cuidados. Es una forma de reconocer sus Derechos, pues es responsabilidad de los adultos mostrarles las cosas que pueden o no pueden hacer. Además, les permite saber de manera explícita qué esperan los adultos de ellos/as y así ir prediciendo sus reacciones, lo cual favorece el aprendizaje del autocontrol y la convivencia con sus pares you could try this out.
Si entendemos de esta forma las normas y límites, podremos entonces evitar sentirnos culpables o que estamos haciendo algún tipo de daño a los niños/as, sentimiento muy común que surge cuando al intentar establecer normas y obtenemos una reacción de desaprobación fuerte, expresada a través de llantos y enojos que, comprensiblemente, no les son indiferentes a padres y madres.
En busca del equilibrio y el sentido…
Establecer normas y límites no es una tarea fácil ya que requiere paciencia y constancia. Es usual, por ejemplo, que los adultos sean en algunos momentos permisivos y en otros autoritarios con los niños/as. El problema es que ambos estilos de crianza hacen que niños y niñas no se sientan queridos o protegidos por los adultos, pues, por una parte, al ser permisivos se les transmite “da lo mismo como te portes, no me interesa lo que hagas o dejes de hacer”; y, por otra, al ser autoritario se les comunica “no quiero que crezcas, no quiero que te equivoques ni que aprendas de tus errores”.
Por esta razón, es importante que al momento de establecer normas y límites, los adultos encuentren un equilibrio que permita que niños y niñas se sientan dentro de un marco que les dé seguridad, pero que a la vez les entregue alternativas de acción y que promueva su autonomía. En términos sencillos es “rayarles la cancha”, es decirles “dentro de este espacio te puedes mover, pero con ciertas reglas”.
Otro aspecto importante es que el adulto se pregunte por el sentido que tendrán las normas y los límites para su hijo/a. Si para el adulto no hay un sentido claro, menos lo tendrán para el niño o niña y, por ende, hay menor probabilidad de que las respete. Por ejemplo, la norma “quédate tranquilo” ¿cuál es el sentido que tiene? ¿le hará sentido a su hijo/a?
Aspectos a considerar:
- Antes de instalar normas y límites con su hijo/a es importanteacoger lo que siente ante éstos, pues le permite sentirse comprendido por los adultos.
- Para que su hijo/a entienda normas y límites, es necesario que se les transmitan de manera clara. En este sentido, es importante que evite frases como “pórtate bien”, pues es probable que lo que para usted significa portarse bien, para su hijo/a signifique algo distinto.
- Transmítale las normas y los límites en términos positivos“mantén tu pieza ordenada” y no en términos negativos “no desordenes tu pieza”, pues de esta manera su hijo/a aprenderá mejor las cosas que puede hacer y no las que no puede hacer.
- Los “no” sin un sentido, pueden provocar que su hijo/a sienta que las normas y los límites son imposiciones arbitrarias, ante lo cual es esperable que sienta rabia y frustración. Esto no significa que no pueda usar la palabra “no” con su hijo/a, pues hay situaciones en las cuales es necesario.
- Considere que, tanto para usted como para su hijo/a, el establecimiento de normas y límites es un proceso de continuo aprendizaje donde es esperable que ocurran retrocesos. En este sentido, es importante que usted como adulto sea consistente con las normas y los límites que establece en el transcurso del tiempo, es decir que no cambien ante factores externos como su estado de ánimo, su sobrecarga laboral, etc., pues esto confundirá a su hijo/a.
- Es importante que su hijo/a aprenda a respetar las normas y los límites, no porque las dice un adulto y “debe hacerle caso”, sino porque el sentido que éstas tienen para él/ella. Cuando los/as niños/as aprenden a respetar una norma sólo porque lo dice un adulto, es muy esperable que cuando ese adulto no esté a su lado no la respete.
- Establezca con anterioridad las consecuencias de no cumplir una norma, pues esto le permite a su hijo/a ir aprendiendo a autorregularse. Las consecuencias deben ser coherentes con el sentido de la norma, pues así evitará que su hijo/a aprenda a respetarla sólo por el temor a las consecuencias.
- Las consecuencias de no cumplir una norma deben ser posibles de cumplir por los adultos. Muchas veces desde el enojo, la rabia y la impotencia, los adultos imponen consecuencias exageradas para niños y niñas (“no vas a ver nunca más televisión”, por ejemplo). El problema de esta situación es que niños y niñas aprenden que da lo mismo como se porten, pues las consecuencias de transgredir una norma no se cumplen.
- Ponga atención también al cumplimiento de las normas, muchas veces estas situaciones pasan inadvertidas, pero si las hacemos notar niños y niñas sentirán que vale la pena aprender a autoregularse.
- Priorice la cantidad de normas que quiere establecer con su hijo/a, pues cuando son muchas es muy probable que se agobie y confunda, no permitiéndole distinguir qué es lo efectivamente importante.
- Considere la edad y la etapa de desarrollo en la cual se encuentra su hijo/a, pues dependiendo de esto hay cosas que puede o no comprender. Si bien hay cosas que puede comprender es esperable que no siempre actúe en función de éstas. Éstas deben ir cambiando según las necesidades de niños y niñas, pues a medida que éstos crecen van aprendiendo a tomar decisiones y asumir responsabilidades distintas.
- Es importante que los adultos a cargo del cuidado de niños y niñas, estén de acuerdo respecto a las normas y límites que establecen y eviten contradecirse delante de ellos/as, pues cuando esto ocurre se sienten confundidos respecto de lo que se espera de ellos/as.
- Evite emitir juicios como “siempre te portas mal”; “eres porfiado/a”; “nunca me haces caso”, pues este tipo de frases hace que su hijo/a se sienta valorado/a más por lo que hace o no hace, y no, por lo que es.
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