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Causas, síntomas y tratamiento de la Gota

Causas, síntomas y tratamiento de la Gota

La gota es una forma dolorosa de artritis que afecta a millones de personas en todo el mundo, aunque es más común en hombres y en mujeres posmenopáusicas.

Se manifiesta a través de ataques repentinos de dolor intenso, enrojecimiento e hinchazón, principalmente en las articulaciones del pie.

Afortunadamente, con el tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida, la gota se puede manejar eficazmente. En este artículo te contamos cómo. 

¿Qué causa la gota?

El ácido úrico es una sustancia que el cuerpo produce al descomponer purinas, que son compuestos presentes en ciertos alimentos y bebidas como carnes rojas, mariscos, alcohol (particularmente la cerveza) y bebidas azucaradas. 

Normalmente, el ácido úrico se disuelve en la sangre y se elimina a través de los riñones en la orina. Sin embargo, cuando el cuerpo produce demasiado ácido úrico o no lo elimina de manera eficiente, los niveles en la sangre aumentan, formando cristales afilados que se depositan en las articulaciones.

Factores de riesgo

Algunos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar gota:

  1. Dieta: El consumo excesivo de alimentos ricos en purinas.
  2. Obesidad: Un mayor peso corporal aumenta la producción de ácido úrico.
  3. Consumo de alcohol: El alcohol, especialmente la cerveza, afecta el metabolismo del ácido úrico.
  4. Condiciones médicas: Enfermedades como la hipertensión, la diabetes y la insuficiencia renal pueden predisponer a la gota.
  5. Medicamentos: Ciertos medicamentos, como los diuréticos, pueden elevar los niveles de ácido úrico en el cuerpo.

Síntomas de la gota

La gota generalmente se presenta en forma de ataques repentinos y severos de dolor articular. Estos ataques suelen comenzar por la noche y pueden durar entre 3 y 10 días. Las articulaciones más comúnmente afectadas incluyen:

  • El dedo gordo del pie (el más común)
  • Tobillos
  • Rodillas
  • Manos y muñecas

El dolor es extremadamente intenso, acompañado de hinchazón, enrojecimiento y sensibilidad en la articulación afectada.

Después de un ataque inicial, es posible que no haya síntomas durante un período prolongado, pero los ataques tienden a repetirse si no se trata la causa subyacente.

Diagnóstico

El diagnóstico de la gota generalmente se realiza a través de un examen físico, revisión del historial médico y análisis de sangre para medir los niveles de ácido úrico. 

En algunos casos, se extrae líquido de la articulación afectada para detectar cristales de ácido úrico bajo un microscopio.

Tratamiento de la gota

El tratamiento de la gota se divide en dos fases: el manejo de los ataques agudos y la prevención a largo plazo.

Manejo de los ataques agudos:

  1. Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs): Estos ayudan a reducir el dolor y la inflamación.
  2. Colchicina: Un medicamento que reduce la inflamación específica de los ataques de gota.
  3. Corticosteroides: Si los AINEs y la colchicina no son eficaces, los corticosteroides pueden ser una opción.

Prevención a largo plazo:

  1. Cambios en la dieta: Reducir el consumo de alimentos ricos en purinas, como carnes rojas y mariscos, y evitar bebidas alcohólicas y azucaradas.
  2. Hidratación: Beber suficiente agua ayuda a los riñones a eliminar el ácido úrico.
  3. Medicamentos para reducir el ácido úrico: Fármacos como el alopurinol o el febuxostat reducen la producción de ácido úrico, mientras que el probenecid aumenta su excreción.
  4. Pérdida de peso: Mantener un peso saludable reduce el riesgo de ataques futuros.

Complicaciones

Si no se trata adecuadamente, la gota puede causar complicaciones a largo plazo, como el desarrollo de tofos (depósitos grandes de cristales de ácido úrico) que pueden dañar las articulaciones y tejidos cercanos. También se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar cálculos renales y daño renal.

Si bien los ataques agudos de gota son debilitantes, la intervención temprana, los cambios de hábitos, y la prevención a largo plazo pueden reducir significativamente la frecuencia de los brotes y mejorar la calidad de vida de los pacientes.